Sirve para tratar el dolor principalmente, tanto agudo como crónico. En cada caso, se aplica una frecuencia, una intensidad y ancho de banda diferente; adaptando los parámetros al tipo de lesión del paciente.
En ocasiones, el dolor puede venir de una alteración del sistema nervioso, de los nervios que dan sensibilidad a la piel, músculos, articulaciones y tendones; y es ésta disfunción en la transmisión nerviosa la causante del dolor. Diferenciándose de la lesión típica como una contractura muscular, desgarro, un esguince o una fractura donde existe una lesión propia del tejido y es éste el responsable del producir la señal dolorosa, la señal de alarma.
Tanto en las lesiones tisulares del tipo sobrecarga muscular, como en las lesiones del nervio periférico, es muy efectiva esta técnica.