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Fascitis plantar, dolor en la planta en la pie en verano y chancletas

El tema que trataremos hoy en el blog es la fascitis plantar o el dolor en la planta del pie, sobre la que ya estuvimos hablando aquí; sin embargo, esta vez lo haremos desde una perspectiva diferente, que consideramos de utilidad mencionar ya que son muchos los pacientes que acuden a nuestra clínica de fisioterapia en los meses de verano con algún tipo de dolor o lesión en los pies debido al uso inadecuado del calzado por un lado (las famosas chancletas de dedo) y debido a un cambio en la actividad física diaria de manera excesivamente brusca.

Empezaremos hablando sobre las distintas lesiones que pueden aparecer por el uso inadecuado de calzado, principalmente las chancletas de dedo y cómo éstas cambian la biomecánica del pie y tobillo. Continuaremos hablando sobre aspectos importantes a considerar para la elección del calzado y no sufrir lesiones. Y, por último, mencionaremos algunos métodos para que puedas realizar un autotratamiento en casa o en tu lugar de vacaciones y que puedas aliviar o soliviantar el latoso problema del dolor del pie y puedas llevar una vida activa y libre de dolores.

Ahora que el verano nos ha traído las altas temperaturas, es habitual buscar refugio en las playas y en las piscinas donde darnos un baño y poder refrescarnos al tiempo que pasamos un buen rato. Y en la mayoría de las ocasiones, acudimos a estos lugares con las chancletas de dedo, aquellas que solo tienen un pequeño soporte que une la suela y permite “abrazar” de manera sutil e imprecisa con el primer y segundo dedos del pie. He aquí gran parte del problema y de las causas de dolores y lesiones de los pies en los meses de verano. Lo explicamos con mas detalle, pero antes de llegar a ese punto, entendamos la anatomía del pie y tobillo, y cual es su función biomecánica y cómo podemos tener unos pies funcionales y saludables durante todo el año, para prevenir cualquier tipo de lesión y que mejoren nuestras capacidades físicas, bien para desarrollar cualquier tipo de deporte o simplemente para que nos ayuden de una manera eficaz y libre de dolores para desplazarnos de un lado a otro y poder darnos un paseo por la playa,  hacer una visita en algún monumento o ciudad o hacer algo de trekking por la montaña.

NUESTROS PIES

Nuestros pies son unas maquinas cuasi perfectas, compuestas por 26 huesos de diferente forma y función; 33 articulaciones que permiten el movimiento y más de 100 músculos, tendones y ligamentos que permiten la adaptabilidad del pie en cada paso que damos, ya sea un terreno regular, abrupto, duro o blando. Es la única parte del cuerpo que se apoya en el suelo durante la marcha, en cada uno de los desplazamientos a pie y como podemos apreciar, se trata de una estructura mecánica muy importante a la par que compleja.

Y desde el punto de vista evolutivo, el ser humano ha estado usando el pie para realizar cualquier tipo de desplazamiento hasta el común y frecuente uso de los automóviles, trenes, aviones, etc. Y podemos dilucidar de aquí, que uno de los problemas es que tanto el sedentarismo con el escaso uso de precisión mecánica que le damos al pie, nos transforma en unas estructuras débiles, rígidas, con poca capacidad de adaptación. Y esto no solo lo hace el sedentarismo, también es claramente responsable el uso de algunos tipos de calzado. Y aunque en el artículo de hoy hablaremos especialmente de las chancletas, es en general el abuso del calzado, y, sobre todo, aquel que impide la correcta mecánica del pie (con sus 33 articulaciones) que hace que el pie pierda por completo su capacidad de adaptabilidad que durante decenas de miles de años nos sirvió para correr, saltar y cazar tanto en la sabana, como en la selva como en el desierto.

CAUSAS DE LAS LESIONES EN LOS PIES Y TOBILLOS

Y aquí viene el problema principalmente: el abuso del calzado y sobre todo aquel que imposibilita su correcta función y movimiento; junto con el uso de unas chancletas en verano que vuelven a modificar la mecánica del pie.

Vayamos por esta segunda parte: cuando usamos las chancletas de dedo, lo que estamos produciendo es un cambio de la mecánica de pie, ya que al tener que retener la chancleta entre los dedos primero y segundo, nos vemos obligados a realizar un cambio en el tobillo que tiende al valgo y a una pronación excesiva del pie. Todo ello, resulta en una mecánica muy forzada, tanto del pie como del tobillo, que en aquellas situaciones donde la persona ya ha sufrido una lesión previa, o bien tiene sobrepeso, o son muchas pequeñas cargas a lo largo de su vida, terminan generando una lesión en el pie o tobillo. Algunas de ellas son las siguientes: fascitis plantar, una tendinitis en los músculos peroneos, una contractura de la musculara del pie, una tendinitis en el tendón de Aquiles, alguna sobrecarga de la musculatura intrínseca del pie e incluso, un neuroma de Morton.

Todo ello se explica por el valgo y pronación excesiva del pie, sumado a una sobrecarga del musculo flexor y abductor corto del primer dedo (para que no se escape la chancleta). Resulta en un desorden biomecánico de todo el complejo articular.

¿PERO… OS PREGUNTAREIS POR QUÉ SI MUCHA GENTE VA CON ESAS CHANCLETAS, POR QUÉ UNSO SUFREN DE UNA LESIÓN Y OTROS NO?

No es una mala pregunta, y su respuesta, aunque para ser más precisa habría que realizar un estudio individual de cada paciente, podemos ofrecer algunas pinceladas de posibles factores de riesgo que terminen predisponiendo a padecer alguna de las lesiones anteriormente mencionadas. Por un lado, el sobrepeso es una carga añadida por, motivos de razón evidente. Por otro lado, y como hemos explicado al principio del texto, aquellas personas que no caminan descalzas o que emplean un calzado durante el resto del año que impide su correcta mecánica y transforman a los pies en estructuras más débiles a nivel muscular y tendinoso y mas rígidas a nivela articular y ligamentoso, tienen más papeletas para sufrir cualquier tipo de lesión descrita con anterioridad (cabe destacar en este apartado el calzado de seguridad y los tacones). Una lesión previa mal curada o que haya generado algún tipo de secuela o alteración del pie, es otra causa que predispone a padecer una lesión. Tener algún tipo de enfermedad inflamatoria, tipo artritis reumatoide. Y, por último, realizar alguna marcha muy larga o generar una demanda mecánica al pie demasiado exigente con las chanclas, ya sea andar por el monte, saltar, o transcurrir por lugares irregulares y con mucho desnivel, significa aumentar drásticamente la carga que tiene que soportar un pie-tobillo, ya forzado por el valgo y pronación producida por la chancla.

Bien, ya hemos visto las causas principales, ¿Y AHORA… QUÉ PODEMOS HACER?

Ya que, en verano, no nos apetece ponernos calzados que nos den calor. Por un lado, una de las alternativas sería emplear cualquier tipo de calzado que abrace correctamente todo el pie y el tobillo, de manera que no nos veamos obligados a emplear diferentes musculo para que no se nos escape. Por otro lado, podríamos andar descalzos, que sería una manera buenísima de fortalecer el pie y mejorar su funcionalidad fisiológica. Y si bien no nos gusta nadar descalzos o por las circunstancias que sea no es aconsejable, sí que podemos usar calzado minimalista, un tipo de calzado con poca suela, que imita la acción de estar descalzo, y que es una muy buena manera de fortalecer el pie, los músculos, ligamentos y mejorar la mecánica del mismo.

¿PERO… Y SI YA TENEMOS EL DOLOR, TENDINITIS, FASCITIS PLANTAR U OTRO TIPO DE LESIÓN?

Pues vamos a hablar de diferentes pautas que pueden ayudar a aliviar o solucionar la lesión. Si tu problema es una fascitis plantar: coge una botella de medio litro de agua, ponla en el congelador, y cuando esté congelada, colócala en el suelo y rueda con tu pie con cierta presión sobre ella. Esto lo que hace es un masaje de toda la tensión de la fascia plantar, al mismo tiempo que el frio proporcionado por el hielo nos sirve como antinflamatorio y analgésico.

La aplicación del hielo en el caso de inflamación aguda en alguna tendinitis, es también una solución muy aconsejable. La aplicación debe tener una duración de entre 10 y 15 minutos; y se puede repetir varias veces al día, dejando pasar una hora al menos entre cada vez.

Realiza un masaje en la parte muscular de la pierna, en la pantorrilla: tanto en los gemelos, como en el soleo y tibial posterior (todo el paquete muscular que hay en la parte trasera de la pierna), de la parte de los peroneos y tibial anterior (de la parte anterior y lateral de la pierna), y de los músculos de la planta del pie. Dependiendo del tipo de lesión, será necesario realizar el masaje sobre unos músculos u otros.

Realizar estiramientos de aquellos músculos que encontremos acortados o rígidos. En conjunción con esto, darle movilidad a todo el complejo articular del pie-tobillo, para devolverle la máxima funcionalidad posible.

Y si en realidad el problema es muy doloroso, no desaparece, y, sobre todo, quieres acabar de la forma más eficaz y rápida posible y sin secuelas, acude a tu fisioterapeuta de referencia, que indagará en detalle y de forma personalizada tanto en todas las posibles causas, para realizar un diagnostico adecuado, proponer cambios de hábitos si es pertinente y realizar un tratamiento preciso y necesario en cada caso.

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